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Actitudes que ayudan a mantener la motivación en la educación en línea
Un análisis de la OCDE destaca la importancia de facilitar que familias y docentes estimulen el aprendizaje desde casa

El despliegue sin precedentes de la educación en línea ha puesto a prueba la capacidad de concentración y la motivación de millones de estudiantes por todo el mundo. El aprendizaje virtual requiere un esfuerzo de motivación y de disciplina por parte de los alumnos y, en este sentido, el desarrollo de una serie de actitudes resulta fundamental para que permanezcan centrados en entornos difíciles de aprendizaje. Algo que puede ser clave para abordar las dificultades en una segunda ola de cierres de escuelas.

Así lo indica el análisis de la OCDE “Fortalecer el aprendizaje en línea cuando las escuelas están cerradas: el papel de las familias y profesores en el apoyo a los estudiantes durante la crisis del COVID-19”, en el que la organización internacional subraya la importancia del apoyo emocional o el entusiasmo que familias y profesores puedan transmitir a los jóvenes, pese a las probables dificultades en cuanto a la falta de tiempo, de habilidades digitales o de pautas curriculares.

El documento pone el foco en seis actitudes concretas para el aprendizaje como son la ambición por aprender y entender lo máximo posible; el valor que los estudiantes conceden a la educación para sus trabajos futuros; el sentido de permanencia a una comunidad escolar; el compromiso de los estudiantes para trabajar duro y mejorar su formación; la habilidad para superar las dificultades y la satisfacción que encuentran en el aprendizaje y la lectura.

La evidencia del “OECD Skills Outlook 2021” muestra que todas estas actitudes son particularmente importantes para el éxito de los estudiantes en lectura, matemáticas y ciencias. Además, aunque muchas de ellas se adquieren en las primeras etapas de la escuela, tienden a mantenerse en la edad adulta, contribuyen a la resiliencia ante los cambios y promueven una mayor disposición a la formación a lo largo de la vida.

No se trata de actitudes innatas sino que se desarrollan con una fuerte influencia de la escuela o la familia, y en ellas interviene a su vez la situación socioeconómica, por ejemplo, en cuanto a la ambición para alcanzar los éxitos académicos.

Influencia parental y docente

Los estudiantes despliegan más actitudes positivas y disposición hacia el aprendizaje cuando reciben un mayor apoyo emocional de los padres, en el sentido de que sean capaces de aumentar la confianza de sus hijos o de apoyar sus esfuerzos y logros. Los progenitores pueden jugar un papel crucial durante la educación en el hogar, ya sea para garantizar que sus hijos siguen el plan de estudios o para apoyarlos a emocionalmente a la hora de mantener su motivación y metas ambiciosas en una situación de aprendizaje autónomo en la que podrían desanimarse fácilmente. Por supuesto, existen obstáculos en este objetivo como son la conciliación con el trabajo, la falta de habilidades digitales o las diferencias en los niveles educativos. En este sentido, los padres con escasa formación pueden tener actitudes negativas y subestimar la importancia de su apoyo para el desarrollo de las habilidades de sus hijos.

Del lado de los profesores, se ha demostrado la importancia de transmitir entusiasmo hacia el contenido, poner metas de aprendizaje ambiciosas, fomentar la motivación para dominar las tareas, la autoeficacia o el placer de leer. Las prácticas más efectivas se relacionan con cómo los profesores estimulan la lectura entre los estudiantes o cuando muestran interés en cada alumno. Juegan, asimismo, un papel fundamental para ayudar a los estudiantes a hacer un uso más beneficioso de la educación digital.

“Es de suma importancia que los gobiernos reflexionen sobre las principales dificultades que estudiantes, padres, profesores y directores de escuela han encontrado al adaptarse a esta fase de aprendizaje masivo en línea e intervenir para aprovechar mejor su potencial”, concluye el análisis de la OCDE, que recomienda extender la infraestructura para que nadie quede excluido y para ayudar a alumnos y docentes a usar de manera eficaz las herramientas y las tecnologías. Dado el papel crucial que las familias y los maestros juegan en el contexto del cierre de escuelas, los gobiernos pueden estimular su participación, por ejemplo, mediante la ampliación de los permisos familiares o el fortalecimiento de la comunicación entre padres y escuelas.