La Fundación Ramón Areces y la Real Sociedad Matemática Española (RSME) han presentado el Libro Blanco de las Matemáticas, una exhaustiva radiografía de la situación de esta ciencia en España y de cuyo análisis se desprenden algunos datos relativos a la movilidad de investigadores en este campo.
Por ejemplo, que un 7% de las solicitudes de los contratos de Formación del Profesorado Universitario (FPU) en Matemáticas entre los años 2000 y 2017 correspondieron a personas extranjeras, la mitad procedentes de la Unión Europea y el resto, fundamentalmente, de América Latina. Estas solicitudes registraron fluctuaciones anuales que oscilaron entre el 0% y el 20%, de manera que crecieron durante los años más duros de la reciente crisis económica (entre 2007 y 2012), donde se situaron por encima del 10% y llegaron a rozar el 20%, pero en los últimos años han vuelto a tasas previas a ella y, en la actualidad, se sitúan en torno al 5%.
Si bien el número de solicitantes ha aumentado ligeramente y en la actualidad se mueven entre las 100 y las 125 solicitudes anuales, el número de contratos FPU en el área de Matemáticas ha disminuido en España desde valores iniciales de 30 en 2002 a los aproximadamente 13 registrados en 2017. Un 3,84% de los beneficiarios finales fueron extranjeros.
En el caso de las ayudas para la Formación de Doctores (FPI), que fundamentalmente se conceden a personal investigador en formación para que realicen una tesis doctoral en España, el número de contratos asignados a Matemáticas ha experimentado un notable crecimiento, de 20 a por encima de 40 en las últimas convocatorias, con un número anual de solicitantes que oscila entre los 50 y los 200 (promedio de 105). La tasa de personas extranjeras en Matemáticas ronda el 20%. El 50% de este personal investigador procede de América Latina, el 36%, de países de la Unión Europea y apenas un 14% tiene otras procedencias, indica el informe.
El programa Juan de la Cierva supone una de las vías para la captación de personal investigador joven y extranjero. Desde 2004 hasta 2017, el 28,24% de los contratados llegaron de otros países, mayoritariamente de la UE y, en menor medida, de América (EE.UU, Cuba, Argentina y Perú), además de otros países de manera más testimonial. Lo mismo ocurre con el programa Ramón y Cajal. Desde 2001 hasta 2017, el 32,35% de los contratados provenían de otros países de la UE y, también en menor media, de América (Argentina y Venezuela).
Españoles en América Latina
El presidente de la RSME, Francisco Marcellán, destaca que algunos doctores españoles trabajan también en centros de investigación de referencia en América Latina, como CIMAT y UNAM en México, o el IMPA en Brasil, así como en importantes instituciones de educación superior como la Universidade de Sao Paulo (Brasil), la Universidad de Buenos Aires (Argentina) o la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), debido a las dificultades de conseguir plazas postdoctorales en España.
Del mismo modo, investigadores españoles participan en programas de doctorado en universidades latinoamericanas como nexo para dirigir tesis doctorales “in situ”. A su juicio, y desde la experiencia personal de haber dirigido doctorandos procedentes de México, Cuba o Colombia, se deberían impulsar programas que cuenten con financiación estatal suficiente para promover la movilidad posdoctoral como una acción bilateral con países latinoamericanos, aparte de promover acciones bilaterales con países europeos que históricamente han contribuido a afianzar lazos con Francia, Italia, Alemania, Austria, entre otros.
También el investigador y director del Instituto de Matemática Pura e Aplicada (IMPA), Marcelo Viana, considera “muy limitado” el alcance y el impacto de los programas que en la actualidad existen para favorecer el flujo de estudiantes e investigadores en matemáticas en Iberoamérica, y sugiere por ello que se podrían poner en marcha programas multilaterales regulares como el Math AmSud con Francia y países de Sudamérica.
Algunas iniciativas en esta dirección son las que impulsaron la Unión Matemática de Latinoamérica y el Caribe (UMALCA) o el propio IMPA que, de alguna manera, “promueve la movilidad con la atracción de investigadores y alumnos de otros países, al igual que hacen otros institutos como el Centro de Modelamiento Matemático, de la Universidad de Chile”, añade Viana.
Hasta hace cinco o seis años, recuerda el matemático brasileño, los países latinoamericanos eran destino de investigadores españoles y portugueses, debido a “la dificultad de encontrar plazas permanentes en la Península y el atractivo mercado de trabajo en países como Chile o Brasil, donde la escena científica era muy activa”. Sin embargo, en su opinión, esto ha cambiado en los últimos años, lo que no impide que haya un grupo de países que siguen despuntando en el área de Matemáticas, caso de Brasil, que acaba de pasar al grupo 5 de la Unión Matemática Internacional (IMU), el más alto, así como Argentina, Chile y México, que han pasado al 3.
En todo caso, Francisco Marcellán recuerda la importancia de las acciones desarrolladas entre sociedades científicas. “En particular, la RSME tiene consolidados encuentros periódicos con sociedades como la SMM (México), SBM (Brasil) y UMA (Argentina)”. En el ámbito estrictamente latinoamericano hay dos actividades centrales, como son el Congreso Matemático de las Américas, del que se han celebrado ya dos ediciones mientras que la tercera tendrá lugar en Buenos Aires (2021), junto a las Escuelas EMALCA y el Congreso Latinoamericano de Matemáticas, que organiza la Unión Matemática de América Latina y el Caribe (UMALCA) con carácter periódico y del que se han celebrado ya cinco ediciones.