Desde el pasado mes de octubre y hasta el próximo mes de abril, Josefina Ruiz de Azua completará una estancia de investigación en el departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), la institución académica en la que esta joven argentina se licenció en Nutrición, antes de cursar un Máster en Nutrigenómica y Nutrición Personalizada por la Universidad de las Islas Baleares (España).
Actualmente, Josefina realiza un doctorado en Nutrición y Metabolismo junto al grupo de Nutrigenómica de la Universidad Rovira i Virgili (España), desde donde ha vuelto a su país de origen con una de las becas de estancias de investigación de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y la Fundación Carolina. En su caso, de seis meses.
Esta joven ya había realizado un intercambio de otros seis meses en la Universidade Federal Rio Grande do Sul (UFRS) en Porto Alegre (Brasil). Una experiencia que recuerda como “muy positiva” en todos los aspectos. En el académico, porque pudo cursar cinco asignaturas que considera importantes para un nutricionista pero que no figuraban en el plan de estudio de su universidad, como pueden ser cocina o nutrición deportiva. En el personal, porque “vivir fuera del contexto en el que uno está acostumbrado, con otro idioma y costumbres totalmente diferentes, siempre es positivo”. Y aunque asume que “no fue fácil”, concluye que “fue una experiencia que me cambió mucho la forma de pensar y ver las realidades. La recomiendo siempre”.
La investigación doctoral de Josefina se centra en los efectos del consumo de frutas y verduras de lejanía y proximidad, tanto dentro como fuera de temporada. Hasta el momento, ha encontrado cambios en los parámetros bioquímicos séricos y la expresión génica de enzimas relacionadas con el metabolismo lipídico a nivel hepático. “Debido a que el grupo de Bromatología y Nutrición de la UNL tiene una amplia trayectoria en la investigación de lípidos e hígado, decidí analizar muestras hepáticas con diversas técnicas, que en su laboratorio tienen a punto, para saber un poco más sobre que lo que ocurre cuando consumimos frutas y verduras de temporada o fuera de estación”, detalla.
La oportunidad de volver durante unos meses a la UNL surgió a raíz de la pasantía de investigación que la joven realizó en su último año de carrera en esta universidad argentina, donde desarrolló su trabajo de fin de grado. Siguió en contacto con el jefe del departamento y, cuando le comentó que iba a hacer un doctorado en España, surgió la idea de hacer en algún momento una colaboración conjunta. “Finalmente, gracias a la Fundación Carolina y a las becas de movilidad SEGIB pude llevar a cabo mis deseos de realizar una estancia de investigación y avanzar en mi proyecto en la UNL”.
Una nueva experiencia de intercambio universitario que no solo supone avanzar en su tesis doctoral, “sino también establecer un vínculo concreto entre las universidades, para futuras colaboraciones y proyectos en común”. Porque dentro de sus planes está el de volver a su país cuando finalice el doctorado y, en este horizonte, la actual estancia en la UNL puede ser un precedente para un futuro laboral en esta institución argentina. El lugar en el que desarrollar su talento y actividad investigadora: “Se tiende a pensar que los países europeos están más adelantados en términos de infraestructura en el ámbito de la ciencia, pero eso no excluye que en América Latina haya excelentes grupos de investigación que, con los recursos disponibles, logran avances muy importantes en la ciencia”.