Laura Sánchez (Mar de Plata, Argentina) es licenciada y doctora en Química, investigadora en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de los Materiales (INTEMA-CONICET-UNMdP) y docente en el área de Química Orgánica en la Universidad Nacional de Mar de Plata (UNMdP). Desde el 1 de febrero, la joven realiza una estancia de investigación de seis meses en el Departamento de Química Inorgánica e Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba (UCO), dentro de las becas de investigación SEGIB-Fundación Carolina 2020-2021 creadas en el marco de Campus Iberoamérica.
Una experiencia que la joven afronta con la convicción de que, “sin lugar a dudas, estrechar más lazos y establecer colaboraciones en el Espacio Iberoamericano del Conocimiento es de fundamental importancia para contribuir a la generación de conocimiento científico, a la formación de recursos humanos y al fortalecimiento de líneas de investigación mediante el trabajo conjunto de investigadores de diversas instituciones”. De esta manera, añade, “la gestión de recursos económicos, materiales, tecnológicos y humanos provenientes de diversos países se vuelve más diversa, enfocada y específica, ofreciendo además investigaciones mucho más enriquecedoras”.
Su área de investigación principal se centra en el desarrollo de nuevos materiales capaces de aprovechar los beneficios de la nanotecnología y de satisfacer diversas demandas con el mínimo impacto ambiental durante su desarrollo y producción. Un objetivo para el que, precisa, “el empleo de residuos agro-industriales como materiales de partida es una estrategia muy recomendable, y por ello elegí el grupo de investigación Bioagres (UCO), que cuenta con amplia experiencia en la valorización de este tipo de recursos”.
La oportunidad de realizar esta estancia surgió a partir de un proyecto de investigación conjunto junto al Dr. Alejandro Rodríguez Pascual, “con quien no existía una colaboración previa pero que se comenzó a cultivar a fin de solicitar la beca”. El objetivo principal de este proyecto consiste en obtener films alimentarios innovadores preparados mediante procedimientos amigables con el ambiente, y de bajo coste. “Se trata de una investigación con un fuerte nexo ambiental, ya que se pretende la preparación de materiales con mínimo uso energético y empleo de recursos sencillos, renovables y localmente disponibles que generalmente son considerados residuos para, finalmente, poder ser desechados sin representar un peligro potencial para el medio ambiente dada su biocompatibilidad y biodegradabilidad”, explica en este sentido.
A su juicio, la beca le permitirá desarrollar actividades en colaboración con miembros de distintos institutos y países, además de “potenciar la capacidad interdisciplinaria a través de un trabajo que se desarrollará en red, logrando un mayor número de resultados que aporten un crecimiento significativo para cada uno de los colaboradores”.
La investigadora ya había realizado dos programas de movilidad internacional, con financiación de la Comisión Fulbright y el programa BEC.AR. De esta forma, en 2014 trabajó en el Instituto de Tecnología Química de Valencia (España) y, en 2019, en la Louisiana State University de Baton Rouge (Estados Unidos). “En ambos casos las experiencias fueron sumamente enriquecedoras, no sólo desde un punto de vista académico, sino también desde el plano personal”. Experiencias todas ellas que valora porque “la movilidad internacional permite conocer nuevos puntos de vista y técnicas, tanto fortalecer como crear nuevas líneas de investigación, estrechar vínculos, aprender acerca de culturas, mejorar idiomas, y la lista podría ser infinita. Sin lugar a dudas, es altamente recomendable”.
Esta nueva estancia que ahora realiza supone una oportunidad de establecer un nuevo lazo de colaboración entre grupos de investigación, de crecer y de ir consolidando su perfil científico. “Espero que el proyecto pueda realizarse en su totalidad y que los resultados que se obtengan logren abastecer demandas existentes en cuanto a la solución de problemáticas tanto de disposición y tratamiento de residuos, como de packaging en la industria alimentaria”, apunta la investigadora, quien adelanta que, a largo plazo, “buscaré una transferencia efectiva de los nuevos productos y/o servicios hacia la comunidad mediante la vinculación con los distintos sectores sociales y empresariales”.
En ese futuro también planea crecer más en su carrera científica, contribuir de manera interdisciplinaria y en equipo a la resolución de problemas diversos mediante el desarrollo de nuevos materiales que sean producidos sin dañar el medio ambiente. “Esta estancia no sólo me aportará nuevos conocimientos en el área nutriendo mis habilidades individuales, sino que también me permitirá establecer contacto y fortalecer vínculos con otros investigadores científicos”.